Medidas que tomar

May 6, 2006

Parece mentira que hoy en día cada 15 segundos muera una persona de tuberculosis (TB), una infección que puede ser tratada y controlada de una forma efectiva. Desgraciadamente, las razones son muchas incluyendo el estigma y la ignorancia. Pero también hay razones prácticas, como la falta de diagnóstico apropiado y el hecho de que el tratamiento, aunque eficaz, es largo y complejo ya que requiere un mínimo de 6 meses tomando 3 o 4 fármacos.

El tratamiento estándar se realiza bajo la supervisión directa de profesionales de la salud. En muchas regiones del mundo donde la incidencia de TB es alta, como por ejemplo África, es necesario que el paciente vaya a diario al centro médico, muchas veces recorriendo largas distancias sin medios de transporte adecuados, dejando el trabajo, la familia y otras obligaciones, rutina que conduce a un círculo vicioso entre la enfermedad y la pobreza.

La mejoría que experimentan los pacientes tras las primeras sesiones de tratamiento, sumada a las dificultades de acceder a los medicamentos, los lleva muchas veces a no cumplir con el resto del tratamiento, lo que acelera la aparición de cepas de bacilos resistentes. Hoy en día el número de pacientes infectados por bacilos multidrogorresistentes (MDRTB) es más de 400.000 al año y constituye un riesgo muy grande para la comunidad. La terapia de MDR-TB es más complicada, más cara y con problemas toxicológicos más serios.

El número creciente de pacientes coinfectados con TB y VIH agrava la situación epidemiológica de la TB. Un tercio de la población mundial tiene TB latente y su distribución no se limita a África o países en vía de desarrollo. En una simbiosis trágica, el VIH al bajar el sistema inmunológico permite la reactivación del bacilo y la aparición de tuberculosis activa. El diagnóstico en estos pacientes puede ser inespecífico y la coadministración de medicinas contra estas dos enfermedades no es fácil debido a las interacciones entre los fármacos utilizados para combatir cada una de ellas.

EN UN PROYECTO REVOLUCIONARIO y sin precedentes, la red internacional Stop TB (Stop TB www.stoptb.org) ha desarrollado una estrategia global para erradicar la TB llamada Plan Global para el Alto a la Tuberculosis 2006-2015. Esta red internacional de más de 400 organizaciones, que incluye gobiernos, organizaciones civiles, laboratorios y grupos de pacientes, ha basado el plan global en estudios epidemiológicos, proyecciones económicas y recomendaciones de siete grupos técnicos de trabajo.

La estrategia del plan global identifica como prioridades la expansión agresiva del sistema DOTS, incluyendo una estrategia para controlar la coinfección TB-VIH y la MDRTB. Hace hincapié de que para combatir la tuberculosis hacen falta diagnósticos rápidos y fiables, nuevos fármacos y una nueva vacuna que erradique este mal que infecta a ocho millones de personas al año. El plan destaca la necesidad urgente de tratamientos más cortos y eficaces que minimicen la aparición de MDR-TB. Para lograrlo, se estima necesario un presupuesto de 56.000 millones de dólares en los próximos 10 años, de los cuales 25.000 millones ya han sido donados, faltando 3.100 millones por año hasta el 2015. Si bien es cierto que estas cifras son importantes, palidecen en comparación al costo que la tuberculosis acarrea a la sociedad, estimado en 16.000 millones de dólares anuales.

Un régimen simple de dos meses o menos tendría un tremendo impacto dado que ayudaría a los pacientes a seguir mejor el tratamiento y a la vez permitiría a las organizaciones sanitarias tratar a un mayor número de pacientes. La Alianza Global para el Desarrollo de Fármacos para TB es una organización sin fines de lucro y parte de la red Stop TB, especializada en el desarrollo de nuevas terapias contra la tuberculosis. Con el financiamiento de la fundación de Bill y Melinda Gates, la Fundación Rockefeller y los gobiernos de EE.UU., el Reino Unido, Irlanda y Holanda, entre otros, la Alianza TB ha logrado desarrollar el mayor portafolio de nuevos fármacos contra la tuberculosis en el mundo.

Estos fármacos, actualmente en desarrollo, tienen el potencial de curar la tuberculosis en menos de dos meses, ser eficaces contra las cepas MDR-TB y a la vez pueden ser coadministrados con los tratamientos antirretrovíricos. Además, la meta indiscutible es que los productos finales sean accesibles a todos aquellos que lo necesiten. Actualmente, el portafolio incluye dos fármacos en estudios clínicos y ocho proyectos en etapas preclínicas y de investigación.

ENTRE LOS PROYECTOS MÁS prometedores se encuentran cuatro programas de desarrollo con los laboratorios de la compañía Glaxo-SmithKline (GSK) en Tres Cantos, en España. Estos proyectos están diseñados para atacar al bacilo de la tuberculosis a diferentes niveles. Entre ellos se incluye el estudio de una nueva clase de compuestos, las pleuromutilinas, que inhiben la síntesis de proteínas de la micobacteria causándole la muerte. Las pleuromutilinas tienen un mecanismo de acción único y rápido, lo cual las hace buenas candidatas para lograr la nueva terapia requerida en el plan global.

La Alianza TB es representativa de un nuevo grupo de organizaciones internacionales conocidas como un public-private partnership. Utilizando un modelo híbrido, estas organizaciones funcionan operativamente como compañías del sector privado pero con las metas sociales del sector público logrando así el desarrollo de medicinas accesibles y adaptables a las realidades de los países en los que la enfermedad es endémica. Al igual que la Alianza TB, Aeras y FIND, respectivamente, utilizan esta misma estrategia para el desarrollo de diagnósticos y vacunas contra la tuberculosis. Los productos de estas organizaciones representan una nueva esperanza para el tratamiento de este mal y para lograr los objetivos del plan global.